“¡Dios mío, ayúdame!”. Fueron las palabras que exclamó María Turbí cuando despertó a las tres de la mañana y vio su casa inundada. Sin tiempo que perder, despertó a sus hijos de 4, 5, 9, y 11 años. Al abrir la puerta, el agua entró de golpe y salieron nadando en medio de la oscuridad, temerosa de..Leer Mas..>>
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