El arquitecto, el piloto, la figura clave de la Transición a la democracia en España. Un hito. Una persona de consenso y diálogo. En la revisión en retrospectiva de la historia contemporánea de España, esos son los calificativos que suelen acompañar a Adolfo Suárez.
Ocupó cargos de importancia en los últimos tiempos del largo régimen militar de Francisco Franco y en el Movimiento Nacional, la organización que lo sustentaba, pero terminó convirtiéndose en el primer presidente constitucional electo de la joven democracia española.
Admirado y denostado, sorprendió a los demócratas que pensaron que sería una continuación del franquismo y traicionó a sus antiguos compañeros del régimen militar.
Fue considerado hostil para todos a quienes perjudicó con las reformas que comenzaban a desarmar el franquismo, sobre todo el ejército y la iglesia.
No prestó la atención debida a su partido, la Unión de Centro Democrático, un aluvional partido fundado con urgencia con ideologías del espectro político del centro y la derecha, y al final no pudo manejar las contradicciones internas y su desmembramiento.
Legalizó el Partido Comunista y convivió con su militancia, pero el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) pidió una moción de censura en su contra que, si bien no prosperó, atizó su deterioro.
Y hoy, con todo el agua que ha corrido, es uno de los icono mejor comprendidos y casi pontificado cuando se habla de la Transición.BBC-Mundo