Aunque muchos a veces se confunden y la llaman Patrona de la nación,
en realidad este título le corresponde a la Virgen de las Mercedes, en
tanto que la Altagracia es su Protectora, devoción iniciada en el país
desde el período colonial, como cultura de las advocaciones de la Virgen
María, integrada a países del “nuevo mundo”.
Coronada en dos ocasiones: el 15 de agosto de 1922, en el pontificado
de Pío Xl, sobre el Baluarte 27 de Febrero o Puerta del Conde, en la
capital dominicana. En esa ocasión fue traída desde su Santuario la
imagen de Nuestra Señora de la Altagracia de la Villa de Higüey.
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