Qué se puede decir de un país donde ninguna de las instituciones del Estado funciona como ordenan la Constitución y las Leyes? Nada, que esto se jodió. Una encuesta reciente revela que la ciudadanía no tiene confianza en la Policía Nacional, en el sistema de Justicia, en la Junta Central Electoral, en el Tribunal Superior Electoral, en la Cámara de Cuentas, en el Congreso, en Educación, ni en Salud.
El Estado colapsó hace mucho tiempo. Solo funciona para cobrar impuestos para que luego, una buena parte de los funcionarios en complicidad con una buena parte del empresariado, se los robe descaradamente y se los enrostre a la gente en aviones, helicópteros, haciendas…, sin que nadie los toque ni con el pétalo de una rosa porque “no se puede mirar hacia atrás”, ni “lanzarle ladrillos al pasado”. ¡Qué cojones!
Si un ciudadano quiere agua potable, tiene que tener su propio acueducto comprando un tinaco de cinco o diez mil galones. Si quiere energía eléctrica, debe comprar una planta o un inversor; si requiere de seguridad personal y familiar en la casa o apartamento, tendrá que pagar un policía privado; si quiere educar bien a los hijos tiene que inscribirlos en un colegio privado y luego en una universidad privada aunque tenga que empeñar las nalgas.Leer Mas-->>
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