lunes, 17 de febrero de 2014

Estaño: lo que el mundo le debe a este soso metal gris

El estaño estaría lejos de los primeros lugares en la lista de la mayoría de la gente cuando se trata de los elementos más importantes, y sin embargo la historia de nuestra especie está estrechamente entrelazada con este metal gris y opaco.

El estaño fue la base de la primera gran revolución tecnológica del hombre. Gracias a su bajo punto de fusión, este metal relativamente abundante fue uno de los primeros en ser fundido poniendo una roca en el fuego.
Los metalúrgicos de hace más de 5.000 años descubrieron que la mezcla de estaño y cobre hacía un metal mucho más duro y durable que si trabajaban con ellos separados, uno que se podía moldear en hojas que -crucialmente- mantendrían su filo.
Habían descubierto la primera aleación del mundo. La humanidad comenzó a abandonar sus armas de piedra y herramientas.
La edad de bronce había comenzado.

Padre del peltre

premios Oscar
Las estatuillas de los Oscar están hechas de peltre enchapado en cobre, níquel, plata u oro.
Incluso cuando pasamos del bronce al hierro, y luego a la era industrial, el estaño se mantuvo en el centro de la cultura humana, como descubrí en el impresionante Salón de Peltreros de Londres.
El moderno edificio es el hogar de uno de los más antiguos gremios de Londres: la Excelentísima Compañía de Peltreros.
La primera referencia a la empresa es de 1348 y, como su nombre indica, está dedicada a los productores y trabajadores del peltre, otra aleación del estaño, combinada esta vez con pequeñas cantidades de cobre, antimonio, bismuto o, a veces, plomo.
El peltre era una alternativa más barata al oro y la plata, le explicó a la BBC Andrea Sella, profesor de química en University College de Londres, mientras admirábamos enormes y adornados trofeos, placas y jarras.
Pero la popularidad del peltre -y por lo tanto, del estaño- cayó rápidamente, ya que en el siglo XVIII comenzó la producción en masa de vajillas de porcelana.

De la lata a la electrónica

Latas
Las antigas latas de hierro o acero eran revestidas en estaño para evitar el óxido.
Entrado el siglo XIX, el metal encontró una nueva encarnación: la lata.
De hecho, desde sus principios, al final de las guerras napoleónicas, las latas eran hechas predominantemente de hierro o acero. Pero eran enchapadas en una pizca de estaño, con el fin de proteger el hierro de su talón de Aquiles: el óxido.
Hoy en día, muchas latas han prescindido del estaño por completo, cambiándolo por un revestimiento de plástico o aluminio.
Pero eso no quiere decir que la aventura del hombre con el estaño haya terminado.Leer Mas-->>

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