Una de las grandes maldiciones de la civilización actual y de nuestra sociedad en particular es que mucha gente se ha metido en la cabeza que tiene que llegar a ser rica rápidamente y a cualquier precio.
La ambición desmedida y el individualismo nos están llevando a un abismo moral colectivo.
Así, el dueño de la funeraria no lamenta para nada si en un accidente frente a su casa mueren 15 personas, él solo quiere que su negocio prospere; y el deseo más profundo de un estudiante de Derecho es graduarse y que su primer cliente sea un narco poderoso “para pararse”, a él no le importa nada cuántas personas ha mandado a matar su cliente.
El novel ingeniero quiere que le den esa primera contrata, pero no para perpetuar su nombre y ganar buena fama por su obra, sino para hacer dinero.Leer Mas-->>
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