Cualquiera pensaría que el dominicano es un pueblo masoquista, que le gusta que lo golpeen.
A cualquier extranjero le resultaría asombrosa la pasividad de los dominicanos ante lo que está pasando en el país: aumento de precios de los productos de primera necesidad, alzas sistemáticas de los combustibles, un servicio de electricidad caro e ineficiente, muchos agentes policiales y militares corruptos que están como sicarios al servicio del narcotráfico.
Diputados y senadores que legislan a su favor y se autoasignan “barrilitos” y “cofrecitos”, que se pronuncian abiertamente a favor de las ejecuciones extrajudiciales, en violación a la Constitución y a otras leyes aprobadas por ellos.
Un país donde la presidenta de la Cámara de Cuentas declara públicamente que con el dinero que los corruptos se roban se haría otra república, y no pasa nada.
¿Quién creería que República Dominicana tiene más cónsules que China, Rusia y Canadá?
Es increíble que un país pobre como el nuestro se dé el lujo de pagar miles de dólares a unos “embajadores honoríficos” que no trabajan, solo por agradecimiento del partido de gobierno a uno de sus aliados.Leer Mas-->>
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