Seis meses atrás, nadie -fuera de su familia y de su patio- había oído hablar de ella. Hoy, el nombre de Juliana Deguis Pierre anda de boca en boca.
Unos la defienden y se solidarizan con ella por considerar que es víctima de una crueldad sin nombre. Otros la satanizan y dicen que forma parte de un plan para acabar con la soberanía dominicana.
Su padre emigró de Haití a República Dominicana cuando apenas tenía 15 años. En ese entonces, Blanco Deguis era un joven fornido, con los bolsillos vacíos, pero con la cabeza llena de sueños.
Como muchos dominicanos que se van en yola a Puerto Rico o con visa a Nueva York, este joven bracero pensó que en los cañaverales del CEA tendría la oportunidad de conseguir lo que en su propio país no podía.
Al menos logró zafarse de las garras de la muerte y del hambre, pero no consiguió escapar de la pobreza, por más cañas que lograra cortar.Leer Mas-->>
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentarios