viernes, 28 de marzo de 2014

El Orgasmatrón: la extraña historia del implante de placer

Un implante que causa orgasmos con tan sólo pulsar un botón. Este es el titular del que recientemente se han hecho eco los medios internacionales. Se trata del Orgasmatrón, una pequeña caja conectada a la columna vertebral que emite señales de placer a discreción.
Patentado por el doctor Stuart Meloy, esta tecnología tiene una historia extraña y fascinante.
"Usted es el sexto o séptimo periodista en llamar, y yo me pregunto qué está pasando", me comenta perplejo Meloy. Su confusión es justificable. Los informes recientes de noticias están basados exclusivamente en un artículo de hace 13 años de la revista New Scientist, el cual apareció hace poco en el sitio web Reddit, un marcador de noticias donde los usuarios votan por el contenido que más les gusta.
Durante este largo tiempo Meloy había intentado atraer el interés -e inversionistas- para su dispositivo, pero no tuvo éxito.
Meloy es médico y cofundador de Advanced Interventional Pain Management, una clínica que trata a pacientes con dolores crónicos.
Fue allí donde Meloy comenzó a trabajar con implantes electrónicos que conectados a los nervios de la columna vertebral envían leves pulsos para aliviar el dolor crónico.
En una oportunidad, luego de recibir el implante, uno de los pacientes dijo haber tenido un extraño efecto secundario nada indeseable: el dispositivo emitió intensas sensaciones de placer.
Meloy se dio cuenta de que tenía en sus manos una poderosa tecnología que podría ser usada para tratar a hombres y mujeres con disfunciones sexuales.

En el cajón

orgasmo
Durante décadas el hombre ha intentado manipular las emociones con dispositivos.
Esto sucedió hace más de una década y, mientras que Meloy disfrutaba de una exitosa carrera como médico, el desarrollo del Orgasmatrón se estancó.
Uno de los obstáculos para la comercialización del producto son los materiales que se necesitan, como el generador, que cuestan unos US$25.000.
Meloy confía en que el Orgasmatrón podría funcionar con una fuente de energía mucho más pequeña, la suficiente para soportar una hora diaria de uso. "En mi humilde opinión, no creo que sea tan necesario recibir constantemente impulsos eléctricos para tratar la disfunción sexual", sostiene. "Algunos debemos ir a trabajar".Bc-Mundo

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