
Los investigadores y expertos en textos bíblicos se preguntan desde hace décadas cuál fue la extensión de la Biblia hebrea elaborada antes de la caída del reino de Judá -y con él de Jerusalén- en manos del monarca babilonio Nabocodonosor II en el 586 a.C. “Muchos estudios aseguran que en el período del Primer Templo (de Salomón, destruido por esa dinastía babilonia) había un nivel muy bajo de alfabetización, por lo que no hubo razón para transcribir textos bíblicos”, explica a Efe Arie Shaus, doctorando de la Universidad de Tel Aviv y uno de los principales autores de la investigación. Sin embargo, a fin de contrastar esas teorías, el equipo analizó las inscripciones aparecidas en los fragmentos de cerámica conocidos en el argot arqueológico como ostracón, que habían sido hallados previamente en la fortaleza de Arad por la propia Universidad, en excavaciones que comenzaron en los años 60 del siglo pasado.Leer Mas-->>